lunes, 18 de abril de 2011

IRUYA (Salta)

18 de Enero 2010
A Iruya solo fuimos Uriel, Lucia, Adrian y yo, los demás se quedaron en Tilcara por la falta de presupuesto, pero al otro día nos juntaríamos a la tarde en Humahuaca. Por la mañana sacamos los boletos para Iruya, norte de la provincia de Salta, por lo tanto tenemos que seguir por Jujuy hacia arriba pasando Humahuaca y volver a ingresar a Salta. En varios relatos que pude leer en viajeros.com describen el ingreso a Iruya como uno de los caminos más peligrosos y con mas adrenalina de todos, ya que el micro tiene que seguir por un camino de ripio y a tan solo 0,50 cm del borde del precipicio para poder llegar, “una cosa de locos” y para colmo el camino es muy angosto, o sea que, para que pueda pasar otro coche o micro uno tiene que parar bien al borde del camino. La verdad da mucho miedo y de puro vértigo, el micro va tocando bocina en las curvas por las dudas venga otro y nos choque de frente, seria “algo fatal”. Igualmente la vista es hermosa, transitar por esos cerros no tiene precio más allá del miedo a caernos al precipicio, el paisaje era genial, el día estaba hermoso de mucho sol, por suerte veníamos sentados y nuestras mochilas arriba del cole en un porta equipaje gigante. Cuando observo bien el micro en su interior me doy cuenta que tiene un papel pegado que dice “municipalidad de Rosario” y estaba por la mitad y destruido, al instante me di cuenta que eran colectivos viejos de línea de la ciudad de Rosario, tal vez donados o comprados por menos que nada por los salteños o jujeños, la cuestión es que eran Mercedes Benz viejos pero se la re-bancaban, eso sí, mientras no se caigan todo bien.

Llegamos a Iruya donde no tiene una terminal, sino que todos los micros paran en el camino que da a la entrada del pueblo, “que hermoso lugar”, la verdad me daba mucho paz estar ahí y sabía que era uno de los mejores lugares de todo el trayecto, Iruya es un pueblito muy pequeño y humilde que está situado entre las altas montañas de Salta, en las épocas de lluvia es imposible ingresar o salir del pueblo por las inundaciones y los caminos se hacen intransitables. Salimos en busca de un hostal que nos recomendó la gente de La Rosa de Tilcara, este seria “La Palmira” un hermoso hospedaje que tiene habitaciones y baño compartido, era muy limpio y tenía camas nuevas y cómodas, dentro de la habitación había unas piletitas para lavar las manos y la cara, o simplemente cargar agua para el termo. Dejamos nuestras cosas y nos fuimos a recorrer un poco el lugar y aprovechamos para almorzar. Nos sentamos en un comedor, hacía mucho calor y comimos rico y barato por $17 pesos con gaseosas y todo.

El centro del pueblo se compone de un patio o plaza grande frente a la Iglesia, donde por las noches se juntan todos los turistas a guitarrear. Se puede observar que por el medio del pueblo pasa un rio que en ese momento estaba seco y se supone que cuando llueve mucho se llena, pero tienen un puente para poder cruzar al otro lado donde está la otra mitad del pueblo. Salimos hacia un mirador donde se puede ver todo desde arriba, por el camino se observan las hermosas casas de adobe y techos de chapa, también en los costados se ven los corrales de piedras con las cabras, la gente con su vestimenta muy colorinche, se ve mucha humildad pero a la vez mucha tranquilidad, siempre hay pobres en todos lados, ¿pero cómo definir pobre?, en Iruya no tener autos, Internet, DVD o cable es ser pobre?...claro que había, pero la mayoría no tenía nada de eso, y se entiende que se puede vivir hasta sin teléfono celular cosa que ya es parte de nuestro propio cuerpo si se puede decir. Otra curiosidad es que no hay muchos puestos de artesanías o ventas , solo había un par en la entrada donde paran los micros, Iruya parece un pueblo tranquilo, inocentemente perdido en la hermosa naturaleza, uno no deja de observar los cerros, el cielo y las nubes, en todo ese tiempo que uno permanece ahí siempre se piensa que estaría bueno terminar los últimos días de vida en uno de esos lugares, lejos de aquella triste ciudad y selva de cemento donde cada vez se va perdiendo todo hasta el respeto por nosotros mismo. Una vez en el mirador sacamos muchas fotos, la vista es increíble muy linda, solo nos quedamos un rato para luego regresar al hostal y pegarnos una buena ducha.

Salimos a caminar por la noche, ya se veían algunos chicos sentados frente a la iglesia con sus guitarras, nosotros compramos empanadas para llevar y nos fuimos a cenar a una plaza muy linda, ahí hablamos de todo un poco, pero el cielo se había puesto nublado y refusilada hasta que se largo con toda!!!, salimos corriendo hacia el hostal!!!. Llegamos mojados pero sanos y salvo. En lo que quedaba de la noche terminamos charlando en la cama, con Adri abajo en una cama cucheta, al lado Uri y Lucia en cama de dos plazas, le dimos permisos para que hagan lo que quieran mientras nosotros mirábamos para la pared y prometimos no escuchar nada!!!, pero no les convenció mucho la propuesta ajajaja...

Al otro día (19 de Enero) por la mañana salimos a recorrer la otra parte del pueblo, cruzando el puente, pero como el rio estaba seco nos fuimos por abajo, entre calles, bajadas y subidas llegamos a otra iglesia muy pintoresca que estaba cerrada, sacamos unas fotos y nos volvimos a buscar nuestras cosas, ya era mediodía y teníamos que salir para Humahuaca, el final se acercaba, todo estaba terminando, y era una pena dejar ese pueblo, no tenía mucho para hacer, salvo algunas cabalgatas a San Isidro (otro pueblito) o se puede ir caminando, otra cosa no había, pero el lugar era pura paz y belleza, “inolvidable”...En la próxima, por la tarde llegamos a la hermosa Humahuaca el último destino en conocer...Saludos.


1 comentario:

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